"Siempre he tenido una inclinación hacia las ciencias pero fue el escultismo lo que me dio amor al aire libre y a la exploración" (Thor Heyerdahl)
Imaginemos la inmensidad del océano más vasto de nuestro planeta: el Pacífico. Ahora imaginemos una balsa construida con elementos naturales para atravesarlo. Suena temerario, ¿no?
Esta hazaña fue llevada a cabo el 28 de Abril en 1947 por un noruego llamado Thor Heyerdahl, quien cumplió su objetivo al navegar desde El Callao (Perú) hasta Raroia (Polinesia) para demostrar una impopular teoría científica. Heyerdahl afirmaba que los polinesios procedían de Sudamérica y que se habían trasladado al Oeste en balsas construidas con troncos.
Nadie tomaba en serio al noruego pues se decía que era absolutamente imposible realizar una travesía de más de cuatro mil trescientas millas sobre una balsa rudimentaria. IMPOSIBLE. ¡Palabra que no existe para nosotros los Scouts! Baden Powell así lo afirmó en su "Scouting for boys" y hoy los verdaderos scouts lo comprobamos día a día.
Y justamente Thor Heyerdahl era un Hermano Scout, más precisamente del Grupo 1 de Narvik, donde formuló su promesa en 1927 y fue guía de la patrulla águilas. Si Thor Heyerdahl no hubiera sido Scout, tal vez el histórico viaje de la balsa "Kon Tiki" jamás se hubiera realizado.
"¿Imposible dicen? ¡Pues les demostraré mi teoría viajando yo mismo a través del Pacífico!" replicó el intrépido noruego.
Con nueve troncos grandes cortados en Ecuador, decidió construir la balsa "Kon Tiki" que debería resistir un durísimo viaje sobre el Océano que tiene poco de Pacífico. Para la travesía eligió a cinco hombres que por sus aptitudes podrían enfrentar las arduas pruebas que les tenía deparadas el mar. Ellos eran: Knut Haugland, Herman Watzinger, Erik Hesselberg, Bregt Danielsson (el único que no era Scout) y Torstein Raaby.
Los expedicionarios construyeron la balsa de esta forma (según relato de Hesselberg): "Colocamos los nueve troncos uno junto a otro como los tubos de un órgano y los atamos entre sí con cabos corrientes de cáñamo. Después pusimos encima otros troncos más pequeños atravesados , atándolos a los primeros de la misma forma. Con esto quedó formado lo que pudiéramos
llamar el "casco" de nuestro buque, aunque la verdad es que aquellos maderos presentaban un aspecto tan poco atrayente que hablar de buque refiriéndose a ellos parecía una broma. Decidimos no usar en absoluto hierro en la construcción de nuestro "navío" porque este metal era completamente desconocido en América hasta la llegada de Cristobal Colón. Sobre los travesaños pusimos cañas de bambú cortadas por la mitad y entrelazadas formando una especie de puente.
Entonces construimos con cañas de bambú una caseta, cuyos mamparos estaban formados también por tiras de bambú entretejidas, como asimismo el techo sobre el cual se colocaron hojas de plátano superpuestas una sobre otra, a modo de tejas. Su interior no era desde luego ningún salón de baile y cuando ya estábamos navegando nos acomodamos en ella inspirándonos en la distribución del espacio que suele emplear en las latas de sardinas. El mástil tenía esta forma y era de madera de mangle, que es tan pesada y dura que no flota en el agua. Debajo de la arboladura guardábamos la reserva de las provisiones. Hicimos una vela de trece pies por dieciséis y pintamos en ella la cabeza de Kon Tiki." Finalmente llegó el día de la partida, el 28 de abril de 1947. El puerto de Callao estaba colmado de gente que venía a ver la partida de "esos locos vikingos".
Diría Heyerdahl más tarde: "Cuando cortamos la soga que nos tiraba, en las afueras de Callao, sabíamos que no podíamos volvernos atrás. Había que seguir hasta el final, por amargo que fuera. Si no hubiéramos estado tan confiados, hubiera sido imposible. Yo nunca dudé por un instante que tendríamos éxito.
En el momento en que se empieza a vacilar, los acontecimientos empiezan a sobreponerse. Es la mente humana la que es más fuerte que el cuerpo humano. Si uno se hace la idea de seguir con una cosa hasta el final, se logra. Es la mente la que decide como se han de usar los músculos, y la fuerza, y la agilidad -y hasta que llega un momento de crisis uno no alcanza a darse cuenta de lo mucho que el cuerpo en realidad puede afrontar cuando se halla dirigido por una mente sana, optimista, constructiva, SCOUT en una palabra para ser más exactos."
Al salir hacia el mar majestuoso, los cabos y la armazón de la "Kon Tiki" crujían espantosamente. ¿Aguantaría todo el viaje? ¡Cuatro mil trescientas millas al menos!
Los primeros días fueron difíciles. Olas gigantescas se estrellaban con furia en la popa y, sin embargo, todo se mantuvo en perfecto orden. Los días siguientes la tormenta amainó y los expedicionarios pudieron descansar y organizarse.
Thor Heyerdahl dijo que "el viaje fue un campamento flotante. Un buen Scout nunca lo pasa mal en un campamento, de modo que siempre estuvimos cómodos, aún en las peores tempestades". Agregó además que "era natural que hiciéramos diaria aplicación del Escultismo durante toda la expedición, pues mucho de ello ya era un hábito".
En la noche se realizaba en la caseta una "reunión de fogón-sin fuego". Erik Hesselberg sacaba su guitarra y cantaban diversas canciones, algunas de ellas aprendidas en los campamentos de Noruega.
La pesca era muy buena. Al despertarse en la mañana aparecían en el piso de la balsa decenas de peces que eran utilizados como desayuno. Muchas veces los peces intentaban regresar a su medio y desesperados se contorsionaban, metiéndose en los sobres de dormir de los tripulantes.
Una de las distracciones que tenían a bordo era el radio, con el cual captaban señales del "lejano" mundo civilizado.
La odisea de la "Kon Tiki" fue una aventura increíble que protagonizaron seis valientes hombres influidos en gran medida por las bondades de nuestro movimiento Scout. En la travesía los conocimientos scouts fueron utilizados a diario. A propósito de esto, Thor Heterdahl dice: "Llevábamos un equipo de primeros auxilios, penicilina, algunos instrumentos quirúrgicos, y medicinas especiales para enfermedades tropicales, pero nunca lo necesitamos para nosotros. El Capitán Haugland y Herman Watzinger operaron a un muchacho indígena que padecía de abceso, y le salvaron la vida. Ninguno de nosotros tenía más conocimientos de primeros auxilios que los que habíamos adquirido cuando estábamos en la Tropa Scout, y empleado más tarde en la Segunda Guerra Mundial".
El viaje de la "Kon Tiki"es un magnífico ejemplo de la influencia benéfica de nuestra organización, donde los conocimientos y los valores que inculcamos se convirtieron en el motor de una aventura asombrosa. El mismo Thor Heyerdahl lo declaró de esta forma:
"YO DEBO MUCHO AL ESCULTISMO. DE MUCHACHO, EL ESCULTISMO ME ENSEÑÓ A SER PRÁCTICO Y A APRECIAR LA NATURALEZA. PARA CONOCER LA NATURALEZA HAY QUE SALIR Y VIVIR EN CONTACTO CON ELLA. ESTO NUNCA SE PODRÁ HACER EN LA CIUDAD O EN EL SALÓN DE UN CLUB. HAY QUE SALIR AL CAMPO DONDE SE APRENDE A USAR LOS OJOS Y LOS SENTIDOS PARA LEER LOS SIGNOS DE LA NATURALEZA Y COMPRENDER SU SIGNIFICADO."
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